La forma como te movilizas de un lugar a otro incide en tu huella de carbono.
Conoce las opciones que tienes para disminuir el impacto de tus trayectos en el medio ambiente.
Estos métodos de desplazamiento son los más amigables con el medio ambiente.
Un estudio realizado en 2015 por el Instituto de Política de Transporte y Desarrollo concluyó que un aumento dramático del 20%(alrededor) en el ciclismo en todo el mundo podría reducir las emisiones de dióxido de carbono del transporte urbano de pasajeros en casi un 11% en 2050.
El aislamiento obligatorio como consecuencia de la covid-19 nos demostró que hay muchas cosas que podemos hacer desde la comodidad de nuestra casa, como trabajar, hacer diligencias y realizar compras.
Si te quedas en casa optimizas tiempo, ahorras dinero y contribuyes con el cuidado del ambiente, al reducir los desplazamientos en transporte público o en carro particular.
Conducir con tranquilidad, a velocidad constante, con las llantas siempre en buen estado, con el vehículo en óptimas condiciones mecánicas, sin sobrecargarlo ni afectar su aerodinámica, reduce emisiones y genera un ahorro de combustible entre el 5% y el 15% aproximadamente.
Las buenas prácticas al conducir disminuyen el ruido por efecto de la no aceleración del motor y permiten viajes seguros, pues se reduce en cerca del 40% la accidentalidad.
El carpool consiste en usar un automóvil con otras personas para viajes periódicos o trayectos puntuales.
Para esta opción, es importante ser estrictos en las medidas de bioseguridad: tapabocas bien puesto, lavado de manos antes y después del viaje y distanciamiento.
Según la WWF, compartir el automóvil solo una vez por semana puede reducir la huella de carbono en un 20%.
Usar el transporte público aporta a la calidad del aire de la ciudades. Un bus ocupado puede sustituir a mas de 50 carros de un solo pasajero.
Para esta opción, es importante ser estrictos en las medidas de bioseguridad: tapabocas bien puesto, lavado de manos antes y después del viaje y distanciamiento.
El viaje en bus ahorra costos comparado con los gastos de mantener un vehículo particular, reduce la congestión vial y genera menos estrés. El tener carriles exclusivos para el transporte público también reduce el tiempo de los recorridos, lo que lo hace más eficiente.
